sábado, 2 de marzo de 2013

¿El fin?

Bueno señores, el blog se acaba. Han sido unas semanas bastante curiosas, donde toda idea que pasaba por mi cabeza era candidata a una entrada. Y puedo decir que a mí esta experiencia me ha servido de mucho, no sé si a vosotros.

Basándome en mi experiencia personal, la idea del blog me producía bastante curiosidad, además de ciertas dudas. No me veía capaz de completarlo, creía que me faltarían ideas. Cuando me senté por primera vez no sabía sobre que escribir. Pasé una hora haciendo varias docenas de borradores, de comienzos distintos, de temas que no tenían nada que ver. Por ello decidí abandonar el ordenador, con un bajón bastante importante. Una vez había abandonado la silla y apagado el ordenador, las ideas empezaron a brotar de manera impresionante. Y entonces, al día siguiente, después de volver de una quedada (era Viernes), escribí.

A mí siempre me ha gustado escribir, y aún más si es para expresar sentimientos u opinar sobre temas que considero relevantes. Y esta oportunidad era demasiado buena para desaprovecharla. Cada tema bueno que se me ocurría lo apuntaba, no se me fuera a olvidar. Poco a poco fui cogiendo práctica y soltura a la hora de escribir, y cada entrada que hacía me producía más satisfacción que la anterior.

Una de las cosas que más me ha gustado del blog es el poder leer vuestras entradas. Como yo, muchos habéis utilizado el blog no solo para ganar esos tres puntos de filosofía, sino para expresar vuestros sentimientos e ideas. Poder leer vuestras opiniones ha sido probablemente lo mejor de este blog. De repente descubrías que aquel chico de la clase con el que nunca habías hablado comparte una opinión tuya, te hace pensar con una entrada de reflexión o te anima un poco el día con una entrada cómica.

Esta entrada la he hecho desde mi punto de vista, que deduzco que será el mismo que el vuestro, o al menos en algunas cosas. Vale, es cierto que los tres puntos son de mucha ayuda. Y sí, es cierto, este blog nos ha enseñado a redactar, a ordenar nuestras ideas y a hacer textos coherentes. Pero yo lo considero útil por esa oportunidad que nos ha dado de expresarnos.

Dicho esto, respondamos al título de la entrada. ¿Es el fin del blog? No puedo hablar por vosotros, pero del mío creo que no. Me gusta escribir, y es probable que lo siga haciendo. Para mí estas entradas son más que un cuarto de punto. Son una manera de comunicar mis ideas. Y nada me gustaría más que poder leer más entradas vuestras.

Bueno, escribo mis últimas líneas como bloguero del curso de filosofía 2012/13. Ha sido un placer escribir. Y sobre todo un placer leer vuestras entradas. Hasta pronto.

 

Fernando V.

lunes, 18 de febrero de 2013

El mejor partido de la historia

En esta entrada me dedicaré a tres cosas: la primera es alabar al fútbol (este tema no lo ha tocado casi nadie), la segunda es a criticar a la guerra y la tercera es aclarar el verdadero significado de la Navidad (llego un poco tarde, lo sé). Os preguntareis como puedo realizar una entrada comentando estos dos temas a la vez. Os diré que la mejor manera es con una historia, real a ser posible. Aquí la tenéis.

Nos hallamos en 1914, en Ypres, Bélgica. Las tropas alemanas avanzan incansablemente y las fuerzas aliadas hacen lo posible por contener al ejército germano. Los soldados alemanes disparan contra las trincheras, que están repletas de soldados británicos. El campo de guerra está destrozado, los soldados cansados de tanta muerte y el frío acecha. Entonces llegó la Navidad.

El gobierno alemán mandó árboles de Navidad a las trincheras, para animar al ejército. La noche del 24 estos pusieron los árboles y los decoraron con velas. Empezaron a cantar los villancicos propios de su tierra. Al otro lado de las trincheras, silencio. Aunque no por mucho. Los ingleses empezaron a cantar sus villancicos, y los alemanes se les unieron en su lengua. Al día siguiente, los soldados fueron saliendo de sus trincheras y fueron a hablar con el enemigo. Felicitaciones, intercambio de regalos, risas. Uno de los soldados tenía un balón, y se acabo organizando un partido de fútbol, que según dicen ganó el combinado germano por tres goles a dos. Curiosa la imagen de los jugadores disputando el balón en un terreno bombardeado, riéndose y disfrutando de un buen partido. Es esta de aquí encima. Observar lo que disfrutan. Sí, son soldados de bandos contrarios. Una foto digna de un comentario de texto de Don Sebastián.

Cuando los altos cargos del ejército oyeron esta historia, mandaron a sus soldados dentro de la trinchera. Quién confraternizase con el enemigo sería acusado de traición y sería posteriormente ejecutado. Intentaron borrar todo rastro de la historia, pero fue pasando de boca en boca en boca, hasta nuestros días.

Me parece una historia digna de figurar entre los momentos más emocionantes de la historia. Una historia capaz de demostrar que el ser humano es bueno, que no todo son guerras y destrucción. Esta historia nos muestra que es el fútbol, es un deporte, es para pasarlo bien y hacer amigos, para disfrutar. Esta historia nos muestra la dureza de la guerra, de la que los soldados quieren salir de cualquier forma. La guerra es el peor de nuestros males, y es mala tanto para el vencido como para el vencedor. Por último, esta historia nos muestra el verdadero significado de la Navidad. Generosidad, caridad y piedad. Ojalá fuera siempre Navidad.

Fernando V.

domingo, 17 de febrero de 2013

Bajarse del autobús

El pasado puente, el día antes de salir de convivencia, había quedado con mis amigos. Ellos viven por la misma zona y yo vivo más alejado, por lo que tengo que coger un bus para llegar al lugar de la quedada. Pero ese día me apetecía caminar, así que fui andando en dirección a la autopista. Tardé media hora en llegar, pero fue una media hora de reflexión importante.

De camino a la quedada pude observar todas aquellas cosas que no ves cuando vas en autobús o en coche. Un bonito atardecer, una serie de edificios en los que apenas reparas cuando surcas la carretera a cien kilómetros por hora, gente paseando con sus hijos, ciclistas...

La lista se puede extender fácilmente, hay muchas cosas en las que no reparamos mientras vamos viajando en autobús. Fui reflexionando acerca de todas las cosas que no veía, aquellas cosas que pasaban fugazmente.

Me gustaría comparar estos viajes por la autopista con el estilo de vida occidental. Todos tendemos a ir deprisa. Nosotros los adolescentes ya estamos pensando en miles de planes del futuro: trabajo, mujer, hijos... Y tan solo tenemos dieciséis años, algunos diecisiete. Nosotros pensamos de esa manera porque estamos condicionados por nuestro ambiente. Intentamos crecer deprisa, pasar la autopista lo más rápido posible. Eso provoca que no nos paremos a fijarnos en los pequeños detalles, que no disfrutemos de todas las épocas de la vida. Y eso es un desperdicio, puesto que todas son maravillosas.

Por eso os propongo (y me propongo a mi mismo) bajaros del autobús, haceros la carretera andando, y disfrutar de la vida.

Fernando V.

jueves, 14 de febrero de 2013

El Principito

El Principito observo el cielo estrellado. Era tal y como la serpiente le había asegurado. Nada de dolor, simplemente diez segundos que a él le duraron una eternidad. Contemplo todos los planetas que había visitado, todos los adultos que tenían problemas absurdos, todos los amigos que había hecho. Le daba pena abandonar a Antoine, igual que le paso con su otro amigo, el zorro. Pero había llegado el momento de regresar.

Cuando el Principito abrió los ojos descubrió que estaba tumbado al lado de su volcán inactivo (aunque nunca se sabe). Se incorporó rápidamente y fue corriendo a ver a su flor.

¡Rosa, he vuelto!- gritaba mientras corría hacia ella.

Cuando llegó, el Principito cayó de rodillas.

Principito...- dijo la rosa débilmente-... Has vuelto...

El Principito la cogió suavemente. Sus pétalos se habían marchitado y habían perdido su belleza. Estaba enferma. Al Principito no había previsto aquello, y su rosa se moría. Era demasiado tarde.

Por favor, rosa, no te vayas...- sollozó. Al instante empezaron a caer lágrimas por sus mejillas. Estas calleron sobre la rosa. Esta última empezó a brillar. Recuperó aquellos pétalos tan rojos, aquellas espinas tan duras, aquellas raíces tan fuertes.

¡Principito, me has salvado!- Exclamó la rosa. El Principito la abrazó, con cuidado de no pincharse con sus espinas, llorando, pero esta vez de felicidad.

Desde entonces el Principito y su rosa viven juntos y contentos. Por suerte, el alimento preferido del corderito son los baobabs recién salidos, y las rosas le producen alergia.

Los adultos siempre tienden a ver como pueden solucionar sus problemas, no los solucionan. El mundo de los adultos es absurdo.

Fernando V.

martes, 12 de febrero de 2013

Mi sueño

De pequeño yo acostumbraba a leer muchos libros. De hecho, sigo haciéndolo, sólo que ahora el tiempo que me queda para leer es muchísimo más reducido que hace diez años. Aún así, saco tiempo de donde sea para leer unas paginillas: antes de dormir, en la ruta, en los trayectos en el coche, después de estudiar... Cualquier minuto que me sirva para leer unas cuantas líneas de mis novelas favoritas es un minuto aprovechado.

Volvamos al pasado. Mis padres observaban como iba devorando libro tras libro, y los primeros años parecían encantados con esta afición. Mi madre siempre me compraba libros, especialmente novelas de aventuras, mi género favorito de la época. Sin embargo empezaron a ver como mi rendimiento escolar descendía, porque yo me dedicaba a pasar las tardes enteras leyendo y leyendo. Fue ahí cuando empezaron a castigarme prohibiéndome la lectura (probablemente a vosotros no os hubiera afectado mucho, para mí fue especialmente doloroso).

Osea que ahí estaba yo, aburrido, obligado a estudiar las tediosas matemáticas. Una tarde me aburría demasiado y estaba "mirando a las musarañas". Fue entonces cuando descubrí una caja de cartón en la parte alta de mi estantería. En ella estaban muy bien encajonados cinco libros. Me subí a mi mesa de estudio y la cojí. Se trataba de una colección de libros escritos por J.R.R Tolkien, concretamente la trilogía de El Señor de los Anillos, El Hobbit y el Silmarillion. Recordé que mi padre me los había comprado porque se habían puesto de moda gracias a las estupendas películas que tantos premios recibieron. Pero yo era muy pequeño cuando sucedió el fenómeno, y ver esa letra tan pequeña me intimidaba mucho, osea que los deje olvidados muchos años. Hasta ese día.

Como no tenía nada mejor que hacer, empece a leer el primero de la trilogía, la Comunidad del Anillo. Rápidamente quedé atrapado por todo el universo Tolkien. Arriesgándome a un castigo mayor, decidí sacar el libro de contrabando ocultándolo en el interior de mi mochila. Leía en el colegio todo lo que podía, puesto que al llegar a casa llevar un libro que no fuera de estudio en la mano era bastante peligroso. Me encerraba en mi habitación y me dejaba llevar por todas las historias de elfos, magos y orcos. Repetí el mismo proceso con el resto de libros de la cajita, hasta que en poco menos de un mes acabé con todos.

Recuerdo especialmente los momentos finales de la trilogía. Frodo estaba apunto de llegar al Monte del Destino para destruir el Anillo y acabar con todo. Las cosas se complicaron, pero al final Frodo cumple con su deber y logra su objetivo. En ese momento, y a pesar de que aún me quedaba lectura, decidí cerrar el libro. Estaba emocionado. Todo lo malo que le había pasado al pobre hobbit, todo el sufrimiento que pasa hasta lograr su cometido... Aún me cuesta asimilarlo. Fue ahí cuando descubrí mi sueño, mi objetivo.

Quería ser escritor.

Hoy, cuando digo a las personas que quiero escribir una novela, no se muestran muy sorprendidas. "Con lo que tu lees, ser otra cosa sería un desperdicio" me dicen. Pero es mucho más que eso. ¿Qué por qué quiero ser escritor? Pues por ese momento que he relatado. La gente de hoy en día piensa que solo se pueden provocar sentimientos de manera artística con el cine y la música. Y ahí están en un grave error. Me repetiré la misma pregunta ¿Por qué quiero ser escritor? Para provocar sentimientos en la gente. Ira, tristeza, melancolía, alegría... Para hacer sentir a la gente. Quiero ser capaz de transmitir estos sentimientos a cualquier persona, sea un adulto asfixiado por el trabajo, una anciana solitaria o un chiquillo de diez años que lee oculto bajo las sábanas con una linterna para que sus padres no le castiguen.

Querido lector, si has llegado hasta aquí debo agradecértelo, sé que ha sido más larga que mis anteriores entradas. Pero en esta entrada os he querido decir cuál es mi sueño, y eso no se puede explicar brevemente.

Ahora te pregunto: ¿Tienes un sueño?. Si lo tienes, no necesitarás que te diga nada. Y si aún no sabes que vas a hacer con tu vida que no te quepa duda, lo sabrás tarde o temprano. Una vez tengas el objetivo entre ceja y ceja, ve a por él. Sueña, es lo más importante del mundo, y uno de los mayores regalos que tiene el ser humano.

              "Nuestros sueños son nuestra única vida real" - Federico Fellini

Fernando V.

martes, 5 de febrero de 2013

Lo que más necesitamos

Todos los días cojo el autobus por las mañanas para ir al colegio. Y la mayoría de ellos me acerco más a la definición de zombi que a la de ser humano hecho y derecho. El pasado lunes era uno de esos días. Sin ser consciente de casi nada me eché sobre mi asiento y apoyé mi cabeza contra el cristal. Fue ahí cuando pensé : "Ojalá hubiera dormido una hora más". Y ahí es cuando caí en algo que ya había aprendido hace tiempo, pero que había olvidado.

Parte de los habitantes del planeta, sobre todo los que viven en un sistema capitalista, creen que lo más importante del mundo es el dinero. Sin dinero no puedes hacer nada. Ni comprarte una casa, tener una familia o incluso alimentarte. Otros consideran que lo que necesitamos es ser felices. Si no somos felices, nuestra vida no tendrá sentido, y el tedio acabará con nosotros. Puedo extender la lista de necesidades mucho más: mejores políticos, mejores servicios, menos guerras, menos criminalidad... etc

Y fue ahí en el autobús cuando me acordé de lo que necesita el ser humano. No sé si os acordareís, pero hace años nos pusieron en el colegio de lectura obligatoria el libro "Momo", de Michael Ende. Ese libro trata un tema vital. Y ese tema es el Tiempo.

Queridos lectores, sin Tiempo no somos nada. Esta constantemente fluyendo, y no se detiene. Eónes, milenios, siglos, años, meses, días, horas, minutos, segundos... Lo podemos medir de distinta manera, pero siempre es lo mismo. Y siempre es igual de escaso.

De entrada os diré que disponeis de 2.488.320.000 de segundos en una vida media. ¿Parece mucho no? Pues no es tanto. Siempre nos faltará Tiempo. De vosotros depende como lo vayais a aprovechar. Yo os sugiero que lo invirtais en aquellas cosas de la lista que antes mencioné : gastaos el Tiempo en obtener dinero (todo sea para poder sobrevivir en este mundo, no hay que dejarse corromper), ser feliz (esto es muy importante), en mejorar las cosas que no os gustan ... etc. Y si os sobra tiempo dedicarlo a dormir una hora más, que siempre viene bien. En resumen, un solo segundo puede representar infinitas posibilidades. Aprovechadlas.

Finalmente, os quiero agradecer que hayais dedicado estos 75 segundos de vuestro escaso tiempo a leer esta entrada. Espero que os sirva de ayuda.

Fernando V.

lunes, 28 de enero de 2013

Todos llevamos un héroe dentro

Esta entrada se la quiero dedicar a los héroes. Son esas personas que nos sirven de inspiración por lo que hacen, dicen o piensan. Todos tenemos héroes que nos inspiran. En momentos de dificultad pensamos: "¿Que haría nuestro héroe?".

Cuando hablamos de los héroes seguramente nos venga a la mente un tío vestido con un colorido traje, pegando brincos y salvando a la gente de terribles villanos que pretenden esclavizarlos. También es necesario reseñar la importancia de los deportistas, que con sus hazañas en su especialidad pueden cambiar el ánimo de un país. Los ideales que presenten esos héroes nos pueden servir como inspiración, pero no son los únicos que pueden llevarse nuestra admiración.

Los héroes no tienen porque ser grandes personajes que sean acosados por la prensa o que sean protagonistas de diversas películas. Para mí, los  verdaderos héroes de nuestro tiempo son aquellos padres que se dejan la espalda para traer un sueldo a casa, aquellas madres coraje que realizan turnos nocturnos en una cafetería con el mismo fin que los padres y aquellos abuelos entrañables que cuidan de sus nietos mientras los dos primeros trabajan.

Todos los héroes citados anteriormente ( los "superhéroes", los deportistas, los familiares) son dignos de admiración. Nos dan ejemplo y su aguante nos ayuda a nosotros a resistir momentos de baja moral. Porque todos necesitamos un héroe.

Para terminar, quería dejaros un diálogo de la película Spiderman-2 que habla sobre los héroes (La busqueda ha sido muy complicada, al final he acabado cogiendo este. La charla que quiero que veais empieza aproximadamente desde el minuto uno. Que lo disfruteís.)

Fernando V.